Black Friday: Hasta -40% y -15% extra en TODO, con el código BF15
Colchón de muelles ensacados
Colchón de espuma
Tamaños de colchones populares
Toppers
¡Top ventas!
Topper Bambú
Cama con almacenamiento
Cama de madera
Cama de tela
Somieres
Cabeceros de cama
Mesillas de noche
Almohadas
Nórdicos
Sábana bajera
Funda nórdica
Funda de almohada
Sábana encimera
Protector de colchón
Accesorios
Pack Bambú -35%
¡El más vendido!
Pack Esencial -30%
Mejor calidad precio
Pack Sommeil -30%
Cama con almacenaje
Pack Hypnia -45%
El pack completo
Pack Ultimate -40%
El pack innovador
Colchones para niños
Colchones para bebés
¡Nuevo!
Colchón Híbrido Esencial para niños
Camas para niños
Camas para bebés
Cama casita Odisea
Cómoda cambiador Soteira
Almohadas infantiles
Nórdicos infantiles
¡Aprovecha el regalo!
Nórdico Evolutivo Orfeo
Entregado con una almohada de regalo
Ropa de cama infantil
Ropa de cama bebés
Protector de colchón impermeable para niños
Pack Odisea
Pack Celeste
Pack Montessori
Pack Orfeo
Pack Soteira
No hay productos en el carrito
¿Cada cuánto cambiar de colchón?
Dormir es una actividad básica para el ser humano, ayuda a mantener la mente y el cuerpo sanos y mejora el rendimiento. Pasamos un tercio de nuestras vidas durmiendo, y la labor del sueño es tan importante para nuestro desarrollo vital que el novelista y Premio Nobel de Literatura John Steinbeck llegó a decir que “el arte del descanso es una parte del arte del trabajo”. Por eso es imprescindible que los elementos que garantizan nuestro sueño estén en óptimas condiciones, especialmente nuestra cama. Pero, ¿sabes cada cuánto tiempo debes cambiar de colchón?
Antes de entrar de lleno en esta cuestión es conveniente recordar los efectos positivos que tiene un descanso efectivo para nuestro organismo. La Fundación Española del Corazón destaca seis grandes virtudes entre las múltiples ventajas que aporta el sueño:
Aumenta la creatividad. Cuando el cerebro está descansado y la producción de hormonas está equilibrada, la memoria funciona a la perfección y la creatividad se dispara.
Ayuda a perder peso. La falta de sueño reduce la liberación de leptina, la hormona supresora del apetito, mientras que el insomnio hace que el estómago genere grelina, la hormona del apetito.
Te ayudar a estar sano. El sistema inmunitario emplea el tiempo de sueño para regenerarse, lo que le permite luchar con eficacia contra toxinas y gérmenes.
Mejora la memoria. Se ha comprobado que la siesta ayuda a fijar los recuerdos y la destreza intelectual.
Protege el corazón. Los insomnes tienen tres veces más posibilidades de sufrir una insuficiencia cardiaca que las personas que descansan correctamente.
Reduce la depresión. El cuerpo libera melatonina y serotonina al dormir, hormonas que contrarrestan el estrés.
Por éstas y por muchas otras razones es imprescindible que comprobemos periódicamente el estado en que se encuentran los elementos que nos ayudan a dormir correctamente y que identifiquemos las señales que nos advierten de que algo no va bien en nuestro descanso.
Por ejemplo, si al levantarnos notamos un dolor en la espalda, o peor aún, lo sentimos cuando estamos acostados, podemos encontrarnos ante los primeros síntomas de fatiga de nuestro colchón, que ha empezado a dejar de realizar correctamente su labor reparadora. Por eso, si no duermes bien, lo más seguro es que haya llegado el momento de pensar en sustituir tu viejo colchón por uno que se adapte a tus necesidades. Éstas son algunas de las señales de alarma que debes tener en cuenta para asegurarte de que necesitas un colchón nuevo. Cualquier tipo de dolor de espalda, en la zona lumbar o en las cervicales puede ser un aviso de que necesitas renovar el colchón. Además, en el momento en que dejas de disfrutar de la comodidad del sueño nocturno e incluso aumenta el número de veces que te despiertas por la noche debes analizar todos los elementos de tu descanso para corregirlos de forma inmediata, tanto si necesitas cambiar de colchón como si tienes que consultar a tu médico o fisioterapeuta.
Comprobar el estado del colchón
Lo primero que debes hacer es realizar una comprobación de la superficie de tu colchón. Tienes que verificar que no existen agujeros ni bultos sospechosos y que su superficie es homogénea y firme. Si no es así y has encontrado alguna irregularidad, tienes que ser consciente de que el problema irá a más con el uso, y que, por lo tanto, debes empezar a buscar un colchón nuevo que contribuya a garantizar tu descanso. Dentro de estas irregularidades se encuentra el tristemente conocido hueco en medio de la cama. Se trata de una deformidad que sufren por el uso algunos colchones que provoca un desplazamiento por la noche hacia el centro de la cama sin que tengamos muy claros los motivos. Este problema es especialmente notable cuando dormimos con otra persona porque esta misteriosa fuerza oculta hace que nos despertemos pegados a nuestra pareja en mitad de la noche. Lo curioso de esta deformidad es que no se puede percibir a simple vista y tenemos que probar la consistencia del colchón en diferentes lugares para comprobar su firmeza. Esta deformidad es una razón importante para cambiar de colchón.
Lo primero que debes hacer es realizar una comprobación de la superficie de tu colchón. Tienes que verificar que no existen agujeros ni bultos sospechosos y que su superficie es homogénea y firme. Si no es así y has encontrado alguna irregularidad, tienes que ser consciente de que el problema irá a más con el uso, y que, por lo tanto, debes empezar a buscar un colchón nuevo que contribuya a garantizar tu descanso.
Existe otra deformidad, menos sutil, que convierte la renovación en algo inaplazable: el ruido. Muchos colchones que ya hace tiempo que dieron lo mejor de sí mismos comienzan a hacer ruidos extraños cada vez que nos movemos y se convierten en superficies demasiado duras o demasiado blandas, en lugar de abrazar nuestra fisionomía con comodidad y en silencio. Este síntoma resulta especialmente molesto cuando dormimos en pareja y nos acostamos en momentos diferentes porque corremos el riesgo de interrumpir el descanso de la otra persona. Las alergias, por ejemplo a los ácaros en el colchón, pueden ser un problema. Descubra nuestro artículo sobre este tema. Descubre también nuestro artículo ¿Cuáles son los diferentes tipos de colchones, elegir colchón, y limpiar colchón.
Si eres especialmente sensible a las alergias, la acumulación de polvo y ácaros en un viejo colchón puede convertir tu tiempo de descanso en una sucesión de estornudos y dificultades para respirar. Por eso antes de someter a tu colchón a un plan renove es conveniente que le pases la aspiradora con cuidado por toda su superficie e intentes eliminar estos restos. Si después de hacerlo observas que no ha cambiado nada, es el momento de que cambies tu viejo colchón por un nuevo hipoalergénico dentro de la amplia gama de productos que existen.
Mención aparte merece el capítulo dedicado a la suciedad que se deposita en los colchones a lo largo de su vida. Diversos estudios han revelado que estos elementos acumulan una gran cantidad de bacterias, hongos y ácaros, que convierten su renovación periódica en un asunto que va más allá del descanso y que entra dentro del capítulo de la higiene y la salud.
Así que si notas que desde hace algún tiempo la calidad de tu sueño ha empeorado, incluso a pesar de haber probado algunas soluciones para estimular el sueño y reducir el estrés, como tomar infusiones de plantas relajantes, cuidar tu dieta y hacer ejercicio, quizá sea hora de tomar la decisión de separarte de tu viejo colchón.
Y esto nos lleva a la pregunta que nos hacíamos al comienzo: ¿Cada cuánto debes cambiar de colchón? Por término general, es conveniente que lo renovemos cada 8 o 10 años para asegurarnos de que mantiene todas sus propiedades y características intactas.
Debes tener en cuenta que los colchones tienen una vida útil limitada y que sus propiedades se van degradando con el paso del tiempo. Y los principales perjudicados por esta degradación no son otros que nuestro descanso y nuestra salud.
A ello se le añaden los cambios que experimenta el cuerpo humano con el paso del tiempo, que hacen que nuestro colchón se tenga que adaptar a ellos para procurar el mejor descanso posible en cada momento de nuestra vida. De la misma forma que a una persona adulta nunca se le ocurriría utilizar el colchón de un niño para descansar, tampoco resulta razonable pensar que un colchón puede adecuarse automáticamente a los cambios que experimenta un ser humano a lo largo de 15 o 20 años. No solo porque no podrá ofrecer una sujeción adecuada sino porque los cambios físicos que ha sufrido esa persona habrán contribuido a modificar las características iniciales del colchón.
Alivia los puntos de presión y previene el dolor de espalda.
Nuestros colchones están diseñados para durar y mantener su comodidad.
No notarás los movimientos de la otra persona. Aporta calma a tus noches.
¿Has comprobado ya que es hora de renovar tu viejo colchón? Pues si necesitas ayuda para encontrar el que mejor se adapte a tus necesidades de descanso, solo tienes que responder a este sencillo cuestionario. Te será muy útil para que puedas elegir la opción que más te interese y consigas, por fin, dormir plácidamente.